Presidente español de la Unión Romaní
Juan de Dios Ramírez Heredia: "Los gitanos de Galicia están por debajo del resto España en convivencia"
"No puedes hacer un plan de realojos para unas personas, sin contar con ellas", asegura
ELENA OCAMPO / VIGO "Si tuviera una varita mágica entre las manos y con ella pudiera resolver definitivamente uno de los problemas graves de nuestro pueblo, elegiría, sin dudarlo un segundo, la educación". El responsable de la "unión del pueblo gitano" -así se traduce el nombre de la asociación que preside- insiste en que "sólo la cultura hace libres a los pueblos". Por eso, vino a Pontevedra a promover la recuperación de la lengua gitana: el romanó, mediante cursos. Ayer, Juan de Dios visitó a un ex compañero de escaño en el Congreso, el alcalde de Vigo. Antes, pasó por el mercado de Coia para saludar a la comunidad gitana.
-¿Aprovechó para tocar la puerta del despacho de Política Social, en Vicepresidencia?
-Sí. Aprovechando, quisimos compartir colaboraciones y experiencia. La población gitana de Galicia necesita un empujón suplementario al del resto de los gitanos de España, porque el nivel de integración, de convivencia y de disfrute de los derechos sociales está unos puntos por debajo del resto de gitanos del Estado y éso hay que decírselo a las autoridades. Arrastramos en aquí un retraso de muchos años.
-¿Cuál es el problema más importante ahora mismo?
- Cuando alguien pide soluciones, no existe una fórmula mágica. El problema de una comunidad puede no ser el mismo que el de otra. Pero si cuentas con ellos, te lo dicen. No se puede hacer planes para los gitanos, sin contar con ellos; tienen que ser partícipes. Probablemente, el primer problema en Galicia sea el de la vivienda. No es así en Cataluña o Andalucía y sí la Educación. Para que los gitanos entiendan la importancia de ir a la escuela, les digo que si no estudian, es como luchar contra cañones con una navaja.
-Los realojos fueron polémicos en Pontevedra y en Vigo hay un plan para acabar con el chabolismo...
-El diseño del Plan podría ser más beneficioso con colaboración de la asociación y la experiencia de treinta años. Sería un plan autonómico más real e integrador. Los gitanos de la Unión Romaní somos razonables y no pedimos milagros, ni imposibles, sólo exigimos que no cesen las acciones.
-¿Qué opina la expulsión del pueblo de Castellar, en Jaén, de familias gitanas, a raíz de un altercado vecinal?
-Es un problema puntual. El racismo es una enfermedad contagiosa. Un brote de violencia entre jóvenes de botellón, si pasa con un grupo de payos, que se pelean, será lamentable, pero no sucederá nada. Basta que sean gitanos para que todo se magnifique. Y no sé qué pasa pero siempre nos toca perder. Por tres gitanos que se han peleado, los 95 que vivían allí han salido huyendo, temiendo a la violencia racista. Lógicamente, la postura de Unión Romaní es exigir que vuelvan si quieren, pero ni a la fuerza, ni con miedo. Habrá que garantizar con medios policiales, que estén defendidos. En esa lucha estamos. Mañana [por hoy] serán recibidos el vicepresidente y el secretario de la asociación en la Delegación del Gobierno a las 19.30.