Italia planea censar a los gitanos que viven en su territorio, y el Ministerio del Interior ha anunciado una medida que está causando perplejidad e indignación: tomar las huellas dactilares a los rom (así se conoce aquí a los gitanos), tanto adultos como niños y adolescentes. "No se trata de un registro étnico, sino de una garantía suplementaria para la protección de sus derechos", dijo anteayer el ministro del Interior, Roberto Maroni, ante la comisión de Asuntos Constitucionales de la Cámara de Diputados.
"Tomaremos también las huellas a los menores para evitar fenómenos como la mendicidad - precisó Maroni-. Los padres que envíen a sus hijos a mendigar en vez de a la escuela, perderán la patria potestad." Maroni, dirigente de la Liga Norte - partido federalderechista abanderado de la mano dura contra la inmigración clandestina-, trataba así de conjurar el alud de críticas que se le viene encima.Ese mismo día, Rosy Bindi, del Partido Demócrata, que fue ministra de Familia del Ejecutivo de centroizquierda de Romano Prodi, protestó con energía. "Se trata a los niños rom como si fueran delincuentes empedernidos - dijo-. El ministro lo niega, pero esto será un registro étnico; francamente inaceptable."
La ley italiana prohíbe tomar las huellas dactilares a menores, por lo que el Gobierno deberá arbitrar una derogación para este caso. La elaboración de un censo de los campamentos rom figura entre los poderes especiales de los comisarios extraordinarios para los gitanos de Milán, Roma y Nápoles. Esta figura fue creada por Prodi para Milán, pero por cuestiones de presupuesto y polémicas en su coalición no llegó a materializarse. El Gobierno de centroderecha de Silvio Berlusconi la ha recuperado, endureciéndola de modo considerable.
Según Cáritas, en Italia viven 140.000 gitanos, de los que 70.000 son italianos. El Ministerio del Interior estima que hay cien mil clandestinos, y que unos 80.000 gitanos son menores de 18 años. "El censo permitirá dar condiciones de vida decentes a quienes tienen derecho a estar en el país, y devolver a quienes no tienen ese derecho", dijo Maroni. A mitad de mayo, época en que se produjeron asaltos a campos rom en Nápoles, un sondeo reveló que el 68% de los italianos es partidario de desmantelar los campos y expulsar a los gitanos.
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